El 20 de febrero, el Día de la Justicia Social, es una fecha crucial para reflexionar sobre los desafíos que aún enfrentamos como sociedad en la búsqueda de un mundo más justo y equitativo. Este día nos invita a luchar por políticas que garanticen igualdad de oportunidades, condiciones laborales dignas, protección social y acceso a derechos básicos como la vivienda y la salud.
Podemos señalar que la justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera dentro de los países y entre ellos. Implica la creación de una sociedad donde todas las personas, sin distinción de raza, género, edad, religión, cultura o discapacidad, gocen de igualdad de oportunidades, derechos y acceso a recursos básicos como educación, salud, trabajo digno, vivienda y participación en la vida política y social. La justicia social también exige la eliminación de barreras y desigualdades estructurales que perpetúan la pobreza, la discriminación y la exclusión. La justicia social implica justicia ambiental, entendida como el derecho a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, libre de contaminación y degradación ambiental. La justicia ambiental también exige la participación activa de las comunidades afectadas en la toma de decisiones sobre el uso y gestión de la naturaleza, así como la reparación de los daños ambientales y sociales causados por la explotación de dichos recursos. Además, es imprescindible adoptar una perspectiva feminista que sitúe a las mujeres y sus experiencias en el centro de la acción, reconociendo su papel fundamental en el desarrollo y la transformación social y económica.
La justicia como motor de cambio
La justicia social no es solo un concepto abstracto, sino una necesidad fundamental para el desarrollo humano y la convivencia pacífica. Las inequidades son fuente de conflicto y violencia a distintos niveles. Por lo tanto, promover la justicia social implica eliminar las barreras que enfrentan las personas, especialmente aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, ya sea por su género, origen o condición social. También, pasa por respetar e impulsar los derechos económicos, sociales y culturales, esenciales para garantizar una vida digna. La justicia ambiental es imprescindible para superar las enormes desigualdades provocadas por fenómenos meteorológicos cada vez más extremos y frecuentes, así como por las actividades productivas que favorecen los intereses políticos y corporativos a la vez que generan desigualdades ambientales. Por ello, es menester impulsar transiciones socioecológicas justas que garanticen la igualdad y la sostenibilidad de la vida.
Un mundo desafiante
Es fundamental recordar que tanto las injusticias como la desigualdades económicas, sociales y ambientales persisten en países de todos los niveles de desarrollo, afectando a millones de personas que carecen de derechos básicos. En el mundo actual, la búsqueda de la justicia social ante dicha carencia se ve obstaculizada por diversos factores que nos preocupan profundamente:
- Gobiernos autoritarios: Regímenes que restringen las libertades y los derechos de sus ciudadanos, perpetuando la desigualdad y la opresión.
- Impunidad corporativa: Empresas que abusan de su poder y evaden su responsabilidad en la protección de los derechos humanos y el medio ambiente.
- Desigualdad de género: Brechas salariales, violencia de género y discriminación que limitan las oportunidades de las mujeres y perpetúan la injusticia.
- Corrupción: Prácticas que desvían recursos públicos y socavan la confianza en las instituciones.
- Guerras y conflictos: Violencia que destruye vidas, comunidades y el tejido social, generando desplazamiento, pobreza y sufrimiento.
- Violaciones a derechos humanos: Detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones forzadas y otras atrocidades que atentan contra la dignidad humana.
Estos y otros fenómenos exacerban las desigualdades, aumentando la pobreza, la injusticia y la discriminación en todo el mundo.
El poder de la cooperación
Las organizaciones de cooperación trabajamos incansablemente ante la urgencia de abordar la crisis socio-ecológica desde una perspectiva global. La cooperación internacional es un motor poderoso para la transformación social, impulsando un mundo más justo, igualitario y sostenible para todas las personas.
Las injusticias y desigualdades que persisten en el mundo están interconectadas y no pueden abordarse de manera aislada. Resulta fundamental reconocer que las desigualdades de género, económicas, de clase se entrelazan y se refuerzan mutuamente. Los avances y retrocesos en cada uno de estos ámbitos están intrínsecamente conectados. Por ello, cualquier intento de alcanzar la justicia social debe considerar esta complejidad.
La cooperación internacional lleva años trabajando esta complejidad, y se erigen hoy como una herramienta esencial para construir respuestas colectivas en pro de la justicia social. Ello representa un desafío para las organizaciones de cooperación. Pese a los recortes y retrocesos que se vienen impulsando desde la alta política, no nos rendiremos en la lucha por una justicia que ponga la vida en el centro.
En APY seguimos trabajando con más fuerza que nunca para construir un mundo donde la justicia social sea una realidad palpable para todas las personas. Hemos llevado proyectos hermosos junto a nuestras socias, como forma de ejercer solidaridad en acción en pro de la justicia social. Entre todos estos proyectos quisiéramos destacar
- Erradicación de la Violencia Basada en Género en Mujeres con Discapacidad en El Salvador Este proyecto, implementado en 14 departamentos de El Salvador, fue financiado por la AECID y realizado junto a la Asociación de Lisiados de Guerra de El Salvador “Héroes de Noviembre del Ochenta y Nueve” (ALGES), se centró en abordar las violencias que sufren las mujeres con discapacidad desde una perspectiva interseccional, buscando fortalecer a organizaciones de la sociedad civil y mejorar las capacidades institucionales. Este proyecto contribuye a la defensa de los derechos de las mujeres con discapacidad, un grupo históricamente marginado y vulnerable. Al visibilizar sus experiencias y promover su participación, se busca construir una sociedad más inclusiva y equitativa.
- Garantía del Derecho al Agua, la Salud y la Reparación de Pueblos Indígenas y Colonos Afectados por la Contaminación en la Amazonía Ecuatoriana Este proyecto, implementado en las provincias de Sucumbíos y Orellana, Ecuador, busca proteger los derechos a la salud y a la reparación de personas afectadas por la contaminación de proyectos extractivos de hidrocarburos. Se enfoca en instalar sistemas de agua potable, mejorar la atención en salud a través de conocimientos ancestrales y medicina tradicional, y fortalecer las capacidades de la Unión de Afectados y Afectadas por las Operaciones Petroleras de Texaco (UDAPT). Este proyecto es por el derecho al agua de las comunidades indígenas y colonas que han sido históricamente vulneradas en sus derechos socio-ambientales. También, promueve la participación y el fortalecimiento de las capacidades técnicas e institucionales de la UDAPT para el acceso rápido y eficaz a la tutela de derechos constitucionales y reparación de los daños provocados por la contaminación. Además, estamos apoyando a la UDAPT con nuestra campaña «Salud, Justicia y Reparación». Te invitamos a colaborar con esta campaña para comprar medicinas paliativas para los afectados por Chevron. Visita https://victimasdelpetroleo.org/ para más información.


En APY reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando incansablemente para construir un mundo donde la justicia social sea una realidad para todas las personas. Te invitamos a asociarte a nuestra organización. Contáctanos y únete a nosotros en esta lucha por un futuro mejor.
¡Juntos podemos marcar la diferencia ejerciendo solidaridad en acción!