De «el día de la tierra» a «los días por la tierra». Superemos el economicismo extractivista

día de la tierra 22 abril

El Día de la Tierra (22 de abril) no puede ser un mero recordatorio anual de la belleza y fragilidad de nuestro planeta; debe ser el catalizador que impulse una transformación profunda en nuestra relación con ella. De la celebración de un día, debemos transitar hacia la asunción de los ‘días por la Tierra’, una dedicación constante a la defensa de sus derechos y al bienestar de las comunidades que la habitan y la protegen. Este tránsito se vuelve aún más urgente cuando observamos las heridas profundas infligidas por un modelo de desarrollo extractivista que prioriza la ganancia a corto plazo sobre la salud de los ecosistemas y la dignidad de las personas. En este contexto, la lucha contra el extractivismo petrolero en Ecuador se erige como un ejemplo emblemático de la necesidad de convertir la conciencia de un día en la acción sostenida de ‘días por la Tierra’, especialmente cuando las víctimas claman por salud, justicia y reparación.

Hoy, la ciencia nos advierte que la resiliencia de los sistemas ecológicos y la biodiversidad se encuentra peligrosamente comprometida para sostener nuestro actual modelo de sociedad a largo plazo. A pesar de casi medio siglo de esfuerzos internacionales para establecer una gobernanza ambiental orientada a la sostenibilidad, las cumbres y las políticas parecen insuficientes para generar las reformas estructurales necesarias en el metabolismo de la economía global. En cambio, se han limitado a apuntalar un sistema impulsado por una ideología dominante que venera el crecimiento económico y el libre mercado como panaceas ambientales.

Esta lógica económica ha degenerado en un economicismo voraz, cuya dinámica reproductiva se basa en la extracción desmedida de la naturaleza, siendo el Sur Global el epicentro de estos procesos extractivos. Latinoamérica, como parte de este Sur, se erige como un ejemplo paradigmático de esta voracidad. Se ha impuesto la narrativa de que esta explotación es la vía hacia el «desarrollo», lo que ha impulsado una expansión incesante de las fronteras extractivas, exacerbada por el auge de los commodities.

Latinoamérica: Territorio de Sacrificio en el Sur Global Extractivista

La abundancia de recursos naturales en las economías latinoamericanas históricamente centralizó la actividad económica en la exportación de materias primas. Esta dependencia las ha sujetado a la volatilidad del mercado global, donde su prosperidad se vincula a una demanda mundial de naturaleza que debe sostenerse indefinidamente para alimentar el crecimiento. Este modelo no solo acentuó las desigualdades, concentrando riqueza y territorios en pocas manos e intensificando la conflictividad socioambiental, sino que también generó mejoras sociales efímeras, dejando tras de sí profundas heridas socioambientales, muchas de ellas irreparables, con un impacto mínimo en el desarrollo genuino y la diversificación económica que supuestamente justifica la gobernanza extractivista.

Si bien el extractivismo ha sido una constante histórica en la región, las últimas generaciones han intensificado esta tendencia. La volatilidad de los precios de los commodities, impulsada por la globalización y sus alabadas «ventajas comparativas», ha expuesto crudamente la dependencia de estas economías del sector primario. Superar el extractivismo exige un cambio radical en nuestra concepción de la naturaleza: no como una posesión exclusiva, sino como el entramado vital del que formamos parte. Las pérdidas ambientales y las vulnerabilidades sociales deben ser centrales en el debate y en las políticas para trascender este modelo, dejando atrás las visiones legalistas y tecnopositivistas que insisten en reformas superficiales o innovaciones tecnológicas como soluciones, cuando el problema radica en el modelo mismo.

En este nuevo siglo, Latinoamérica aún enfrenta el desafío crucial de encontrar un modelo de vida o desarrollo verdaderamente sustentable, que garantice los derechos y las necesidades de su población y disminuya las profundas desigualdades. A pesar de la persistente legitimidad del modelo extractivista en muchos gobiernos de la región, presentado como motor de «progreso y bienestar», la realidad es que ha demostrado ser un fracaso, generando beneficios para unos pocos a costa de consecuencias nefastas y permanentes para la mayoría.

Ecuador: Las Venas Abiertas del Petróleo y sus Cicatrices en la Amazonía

La expansión de las actividades mineras y petroleras hacia genera una cascada de impactos devastadores. A nivel físico, se altera el nivel freático, se desvían las aguas subterráneas y se contaminan las fuentes superficiales y subterráneas con una miríada de sustancias tóxicas: sales minerales, sulfatos, nitratos, óxidos, aceites, grasas, lubricantes, químicos, explosivos y metales pesados como arsénico, plomo, cadmio, cromo, cianuro y mercurio. Los desechos y las represas de relaves acumulan estos contaminantes, que son absorbidos por la vegetación, se escurren a las corrientes de agua o se filtran al subsuelo, contaminando ecosistemas enteros. Además, la extracción masiva de agua provoca desertificación, sequías y el agotamiento de fuentes vitales, generando cambios topográficos y geomorfológicos por la remoción de las capas superficiales del terreno.

Estos impactos ambientales tienen un correlato directo y brutal en las comunidades locales. Las áreas destinadas a la extracción a menudo terminan ‘maldesarrollando’ los territorios, como trágicamente ha ocurrido en la Amazonía ecuatoriana, donde los intentos de fomentar «polos de desarrollo» basados en la exportación han beneficiado principalmente a las empresas extractoras, a costa de la degradación y deforestación de la selva tropical, precarizando aún más la vida de sus habitantes al expandir las fronteras de la apropiación de los bienes comunes.

La Resistencia como Semilla de Esperanza: Ecuador y la UDAPT en la Lucha

Frente a esta realidad, los movimientos de resistencia surgidos de la conflictividad socioambiental generada por el extractivismo han propuesto modelos de gobernanza basados en la justicia social y la protección ambiental, y demandan justicia y reparación para las comunidades. Estas luchas representan aliados fundamentales en la construcción de alternativas económicas y sociales sustentables. Si bien el camino es arduo, es imperativo avanzar hacia una alternativa de desarrollo que nos ofrezca un futuro viable.

Lamentablemente, las consecuencias del extractivismo petrolero en Ecuador no son una sorpresa. Son décadas de afecciones y devastación derivadas de este modelo. La valiente lucha de la Unión de Afectados y Afectadas por Texaco (UDAPT) son testimonios vivos de pueblos y comunidades que exigen justicia ante las profundas desigualdades socioambientales generadas por la explotación petrolera. Sin embargo, los poderes estatales continúan marginando estas luchas por la justicia y la dignidad, negando los derechos fundamentales de los afectados.

En la Amazonía ecuatoriana, el extractivismo ha dejado una huella imborrable en la salud de sus habitantes. Día tras día, personas de todas las edades enfrentan graves enfermedades relacionadas con la actividad petrolera y sufren una odisea para acceder a los tratamientos necesarios. La escasez de medicamentos y la inacción estatal solo exacerban esta crisis humanitaria. Múltiples informes en la región evidencian la alarmante correlación entre la actividad petrolera y la mortalidad infantil, asociada a cáncer, leucemia, malformaciones y desnutrición. Además, numerosas mujeres han experimentado complicaciones en el embarazo, preeclampsia o altas tasas de abortos.

Nuestro compromiso con la tierra y las comunidades en lucha

Ante la desesperante situación de muchas personas afectadas que no pueden aliviar su dolor por la falta de medicamentos y tratamientos accesibles, te invitamos a colaborar con nuestra campaña SALUD, JUSTICIA Y REPARACIÓN, con el objetivo de brindar apoyo económico para cubrir diversos gastos médicos de los y las afectadas, y así fortalecer la lucha de la UDAPT por la justicia socioambiental.

Te invitamos a sumarte a esta lucha vital por la dignidad y la salud de la Amazonía ecuatoriana.

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Trascendamos la efeméride y a comprometámonos con los «‘»días por la Tierra». No basta con reconocer el valor del planeta un solo día al año; es imperativo actuar cotidianamente para sanar sus heridas y garantizar los derechos de quienes sufren las consecuencias de un modelo depredador. Nuestra campaña ‘Salud, Justicia y Reparación’ es un llamado concreto a convertir nuestra conciencia en acción, a transformar el espíritu del Día de la Tierra en la práctica constante de ‘días por la Tierra’, donde la solidaridad en acción y el compromiso sean las herramientas para la justicia social.

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