# PRIMER INGREDIENTE

Al principio de cada sesión y a lo largo de toda la receta-proceso es fundamental trabajar con ejercicios, juegos y dinámicas que ayuden a preparar el cuerpo y al grupo para lo que viene. Es necesario crear una atmósfera adecuada para el trabajo corporal, eliminando barreras físicas-emocionales, ayudando a que el cuerpo esté disponible y hacer del aula nuestro lugar de trabajo. Para ello retiramos sillas y mesas.

Para empezar la sesión le damos la “bienvenida al cuerpo”. Para ello nos disponemos en círculo y tomamos consciencia sobre cómo está nuestro cuerpo en su cotidianidad (brazos cruzados, manos en los bolsillos, un pie más apoyado que el otro…). Pasamos a desdibujar esta figura para armar una actitud de “presencia”: pies en paralelo a la anchura de las caderas, rodillas no tensas, pelvis basculada, hombros colocados y relajados, manos a los lados del cuerpo y nos imaginamos que nos tira un hilo de la cabeza. De esta manera tomamos consciencia de dónde estamos, de una situación extracotidiana, para empezar a nutrirnos de nuevas posibilidades corporales propias del teatro. Pasamos a hacer un “calentamiento articular” pasando por todas las articulaciones, segmentando todas las partes del cuerpo y dándole movimiento.

A continuación sugerimos realizar algunos juegos para soltarse. Uno de ellos, podría ser “pasar la palmada”, consistente en pasar una palmada a mi compañero/a de la derecha e ir cambiando de dirección. Otro de ellos en esta línea puede ser el “Kiá”, que consiste en hacer un movimiento de samurái a mi compañero/a que tengo a mi lado y cuando quiero cambiar de dirección hago una barrera agrupando brazos y una pierna en el centro diciendo “handog”. También podemos jugar al “objeto” que se trata de transformar un objeto imaginario, pasarlo y mi compañero/a lo recibe y lo vuelve a transformar.

Podemos seguir avanzando introduciendo juegos de ritmo, cohesión y escucha grupal. Uno de ellos podría ser el “1, 2, 3, 4”. Se trata de ir sustituyendo con beats corporales estos números. El 1 por una palmada; el 2 por pequeños golpes en nuestros hombros; el 3 por unos pequeños golpes en las caderas; el 4 con un toque en el zapato por dentro. De esta manera llega un momento que sólo se escucha la percusión corporal. Este juego es muy útil también para estimular la concentración.

Con el objetivo de continuar creando un clima de confianza, sugerimos hacer juegos de comunicación no violenta que nos ayude a conocernos. Mediante el juego “las diferencias”, mi compañero/a se hace una modificación en su aspecto físico sin que le veamos y tenemos que adivinar qué se ha modificado. Se hace por parejas. Probablemente no nos habíamos fijado nunca antes tanto en una persona. En esta línea proponemos algunos ejercicios con antifaces. Podemos dar un paseo en el que nuestro/a compañero/a nos haga de guía, o comunicarnos con él o ella a través de un sonido de animal. Este juego sería “el bosque de sonidos”. Si estamos en un medio natural, mejor. Otro juego que podemos probar es “buscar el centro”, que consiste en encontrar el centro del aula con los ojos tapados.

También podemos explorar cómo funciona la comunicación a través del ejercicio “ruido”: una persona debe encontrar a otra, una de ellas tiene los ojos tapados, la otra persona llama a ésta por su nombre. El resto del grupo debe hacer mucho ruido. Esto nos ayuda a reflexionar sobre la importancia del silencio en el aula cuando es necesario cuando estamos transmitiendo conocimientos y sobre la importancia de la eliminación de ruidos en el acto de comunicarse, muy presente también en el teatro.

Después de una batería de este tipo de ejercicios y juegos, pasamos a una exploración más profunda del espacio, haciendo “caminadas”, con la diversidad de variantes que creamos oportunas: cambios de ritmo, de velocidad, cámara lenta, pasando un objeto, diciendo nombres, una persona se para y las otras también, llenando el espacio, alturas, agrupaciones, congelaciones…todo ello para ayudarnos a reflexionar sobre qué nos ocurre cuando nos salimos de “nuestro molde” y descubrir nuevas posibilidades de movimiento sin perder de vista el papel individual y el grupal. Una vez que nos hemos soltado en cuanto a nuestro cuerpo y el espacio, podemos experimentar con otro tipo de juegos de desinhibición que nos sirvan para fomentar la cohesión grupal. Uno de ellos puede ser “la coreografia”: cada participante dice su nombre y un movimiento danzado, debemos ir sumando estos movimientos, creando así nuestra propia coreografía. Caminar por el espacio haciendo agrupaciones como si fuéramos “estorninos”, nos ayuda a tener consciencia del grupo. Otro de ellos puede ser que salgan al centro a bailar y el resto del grupo imita este baile, creando comunión entre el grupo y un momento muy lúdico. Es muy común que estos juegos, ejercicios y dinámicas sean útiles para trabajar varios aspectos. Es imprescindible no olvidar la noción de presencia a lo largo del proceso. Este tipo de juegos, ejercicios y dinámicas son necesarios trabajarlos a lo largo de todas las sesiones, ya que la preparación, la cohesión grupal, la desinhibición, la exploración del cuerpo y del espacio, la comunicación no violenta son constantes a trabajar en el teatro y más aún en el Teatro Social (1), donde el proceso es fundamental, ya que nos lleva a un empoderamiento individual y como grupo en el que las relaciones horizontales son importantes. La creación colectiva y permitir que el grupo y el individuo se exprese de manera genuina forman parte de las principales señas de identidad de esta forma de hacer teatro. En el vídeo vamos a ver algunos ejercicios, juegos y dinámicas de este primer paso de la receta y algunas claves para llevarlos a cabo.

SEGUNDO INGREDIENTE

TERCER INGREDIENTE

Ejercicios, juegos y dinámicas de preparación

Teatro – Imagen para trabajar los estereotipos de género

Escenificaciones para trabajar mitos del amor romántico, escalones de la violencia de género y presión grupal.

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